El
dolor me calla… hace días siento que estoy en silencio. Quizás mi alma grita,
grita tan fuerte que mi cuerpo y mi mente le responden con silencio. Silencio
que se transforma en sueño, en ausencia
de palabras…
Me
duele la cobardía, me duele la violencia, me duele la injusticia, me duele el
hambre… ME DUELE QUE UN HOMBRE MATE A UNA MUJER. Me duele la VIOLENCIA DE
GÉNERO.
Cada
vez que una mujer pide ayuda como consecuencia de la violencia de género o muere
por este motivo en nuestro país, es indignante el trato que esa mujer y su
familia recibe de una parte de la sociedad. Dentro de esa sociedad incluyo a
medios de comunicación, políticos, instituciones, vecinos…
Quiero
pensar que ese trato que recibe es debido a la ignorancia. Pero ¿cuánto tiempo
más podemos permitir que siga existiendo tanta ignorancia? Es responsabilidad
del individuo crecer, avanzar... y no hay crecimiento posible desde la
desigualdad. Una desigualdad entre hombres y mujeres que en su punto más alto
tiene la Violencia de género “maltrato que sufre una mujer a manos de un hombre
únicamente por ser mujer”. Esta definición, deja latente que es una
problemática que afecta a hombres y mujeres pero no de la misma manera. Unas podemos
ser víctimas, y otros, pueden ser agresores. Y la única vulnerabilidad que
existe para poder ser víctima es ser MUJER.
Me
duele porque creo en el ser humano, hombres y mujeres no tenemos que ser
iguales, adoro las diferencias, pero sí tenemos que ser iguales en derechos y
obligaciones. Esto puede cambiar, nosotras y vosotros podemos hacer que cambie,
pero como todo cambio, éste comienza con identificar el PROBLEMA. Es una
hipocresía pensar que vivimos en una sociedad igualitaria, ACEPTEMOS nuestra
realidad, la existencia de esa desigualdad entre hombres y mujeres y a partir de
ahí, nada de resignación sino responsabilidad de ambos sexos para producir un
cambio. Un cambio que nos permita conseguir la IGUALDAD, algo en lo que muchas
mujeres y hombres creemos.
Te
propongo que te posiciones y que comiences a introducir cambios a favor de la
IGUALDAD entre hombres y mujeres. Os recomiendo un cuento, La niña silencio de Cécile Roumiguière y de Benjamin Lacombe,
editorial Edelvives. A veces nos resulta más fácil entender que las/os niñas/os
necesitan ayudan, pero no debemos olvidar que los adultos también la
necesitamos.
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también
el deseo
Porque lo has querido y porque te
quiero
Porque existe el vino y el amor, es
cierto.
Porque no hay heridas que no cure el
tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te
protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los
cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el
viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor
momento.
Porque no estás sol@, porque yo te
quiero.
Mario
Benedetti
No
te rindas
Comparto totalmente el sentimiento que tienes, y no podría haberlo expresado mejor.
ResponderEliminarGracias por poner tu mirada en esos brutales crímenes que ocurren en nuestra sociedad y no permitir que los acallen.
Un abrazo
Gracias por posicionarte y levantar tu voz.
EliminarUn beso,
Tania
Comparto totalmente el sentimiento que tienes, y no podría haberlo expresado mejor.
ResponderEliminarGracias por poner tu mirada en esos brutales crímenes que ocurren en nuestra sociedad y no permitir que los acallen.
Un abrazo