Hasta
hace poco tiempo me resultaba muy complicado cocinar para alguien, me hacía
sentir tremendamente insegura. Esto ha hecho que, durante muchos años, cada vez
que he invitado a alguien a comer o cenar en casa haya comprado la comida
preparada o haya sido algo frío.
En ocasiones aprendemos a tener miedo por las
malas experiencias pero hay veces que no hace falta tener una mala experiencia
para tener miedo a algo: en mi caso, el miedo a no ser capaz de cocinar
bien. Personalmente, no he tenido ninguna mala experiencia en la cocina pero si
la creencia de “cocinar no es para mí”. Es increíble la credibilidad que le
otorgamos a los pensamientos que nos limitan, que nos impiden hacer, avanzar.
Sin
embargo, desde hace unos meses otro pensamiento apareció en mi mente “tengo que
saber cocinar”. He de decir, que los “tengo que”, tampoco suelen ser positivos
pero en esta ocasión detrás de este “tengo que” se escondía el deseo de aprender
a cocinar “Quiero aprender a cocinar”. Después de todo, me encanta la comida,
los sabores, ir al mercado… Y desde hace años compro libros de cocina, aunque
hasta ahora no me había atrevido a utilizarlos.
Al
obligarme a enfrentar ese miedo he descubierto cosas como que: disfruto en la
cocina; me suele gustar lo que cocino; cocinar con amor, como siempre dice mi
madre, hace que la comida salga mejor; cocinar, como casi todo es cuestión de
práctica y ponerle ganas; y que la materia prima es muy importante.
Y
sobre todo he descubierto que, es
necesario revisar nuestras creencias limitantes, pueden ser erróneas. Como
dicen los expertos, el éxito depende de las horas de trabajo… así que, para saber es necesario hacer.
Así
que te animo a que te atrevas, ATRÉVETE a hacer algo para lo que crees que no tienes cualidades… es posible que te
sorprendas.
Pollo al horno con patatas y boniatos.
Mantel, individuales y platos de Zara Home.
Feliz martes!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario