No, no me callo. No, no acato cualquier orden.
No, no hago como si nada.
Tengo voz,
no todas las reglas hay que cumplirlas (sino no hubiésemos dejado atrás
injusticias) y cuando pasa, pasa, por mucho que quiera hacer como que no ha pasado.
Así que, ¿Cómo lo hacemos? Yo te propongo que
hables, que no te calles... Aunque, créeme cuando te digo que, sé lo difícil
que a veces resulta hablar.
La semana
pasada fui al supermercado a devolver un aguacate que me habían vendido en mal
estado. Decidí no quedarme en la queja y actuar para expresar aquello que me
molestaba. Al volver al supermercado y exponer
mi queja me sentí liberada de mi rabia, fuerte. Al sentirme escuchada y ver como actuaron para
tratar de rectificar el error, me sentí satisfecha. Sé que no siempre me voy a
encontrar con que la persona a la que expreso mi malestar actué como yo creo
que debe de hacerlo. Pero eso yo no lo puedo controlar, lo que yo puedo
controlar es ir o no al supermercado a exponer mi queja. Yo controlo lo que depende de mi pero no controlo lo que depende de los
demás.
No hablo de expresar ofendiendo, ni de forma
agresiva pero tampoco nos ofendamos a nosotr@s mism@s. Tu eres tu
responsabilidad, de nadie más. Y tod@s somos uno, nadie viene unido a nadie y en
ese caso, se les separa... Si tod@s somos uno ¿Por qué yo actuó como si mi opinión, necesidades, derechos, deseos… fuesen
menos importantes que los de l@ demás? Quizás porqué tendemos a compararnos
y a que nuestra voz o nuestro comportamiento dependa de otra persona ( si
él/ella no se queja ¿porque lo voy a hacer yo?, si a ella no le importa ¿porque
me tiene q importar a mi?) o porqué pensamos que si molestamos a alguien nos dejará
de querer, de valorar… Sin embargo, yo cada vez tengo más claro que si tú no te
valoras no lo hará nadie. Es decir, si yo no me cuido nadie me cuidará, no por
nada, sino porqué eso es responsabilidad de cada un@ de nosotr@s.
Escúchate y
actúa…
No hay comentarios:
Publicar un comentario